TING
EL CALDERO ORACULAR
DE YI CHING
(I)
HEXAGRAMA Nº 49. KO/LA REVOLUCIÓN
Cuando
entre los integrantes del hemiciclo superior el grado de satisfacciones rebasa
corrosivamente la legitimidad en detrimento de la necesaria claridad y
adherencia en el interior, abajo, despunta naturalmente el alba del tiempo del
cambio. Al frente del cual, sin embargo, sólo podrán marchar exitosamente aquel
y/o aquellos hombres y mujeres, cuyas virtudes, capacidades y posicionamiento
puedan corresponder, justa, plena y perseverantemente a las necesidades del
pueblo.
“En
tu propio día, encontrarás fe.”
“Así
procede el noble a los ciclos naturales, alumbrando el orden de la Historia de
los hombres y los pueblos.”
LAS DIFERENTES LÍNEAS
LÍNEA Nº 1
Precipitado
sin conjunción mal paso. No ahora y así.
“Uno es
envuelto en la piel de una vaca amarilla.”
“Y a caso de que supliques o mandes a los
compañeros que te suelten, átente con más lazos todavía.” *
* La Odisea,
rapsodia. XII
(Las sirenas)
LÍNEA Nº 2
Ha
llegado el momento de salir al encuentro de los elementos capaces de sustentar
el necesario cambio.
“Partir trae ventura. Ningún defecto.”
LÍNEA Nº 3
La
partida prematura, es desventurada. Sin embargo, “cuando la palabra sobre la
revolución se ha corrido tres veces, es dable encararla. ¿Hasta dónde, si no,
dejará uno que lleguen las cosas?”
(Atento
al canto del gallo y la triple negación
de S. Pedro.)
LÍNEA Nº 4
“El
Cambio.”
Fe,
cambio y desaparición del arrepentimiento: sobre la claridad se asienta
serenamente y con la central fuerza del Cielo combina la suavidad penetrante
del viento para el establecimiento del nuevo orden: con ello alcanza ventura.
LÍNEA Nº 5
Cual la
contundente, clara y rayada presencia del tigre sobre el ecosistema que huella,
así el gran hombre sobre la determinada revolución. Mira al cielo y ruge, “aun
antes de consultar el oráculo, encuentra fe.”
LÍNEA Nº 6
Tras la
consumación del cambio, en íntima armonía con el tiempo y el estado de las
cosas, el noble matiza en profundidad sus perfiles con la nítida elegancia de
la piel de una pantera; ante el nuevo tiempo, el vulgar muda la expresión del
rostro.
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