Dragón volando en el cielo
El blog de José Antonio Cantero de Bustos
EN EL DÍA DEL
MAESTRO
En esta alta fecha de
septiembre, del elegante balanceo de coloridas hojas y frutos cosechados, con
dulces caldos carga el jovial Dionisos los altos aleros de John Keats haciendo,
de la labor a los libertados, acordar embriagados a los otoñales compases de
Vivaldi; y así, ya en abundancia
postreramente complacida, contempla la inmortal Deméter el folclórico
espectáculo (“… / sentada sin cuidado en un granero / con
el pelo aventado suavemente, / o en surco no segado adormecida / por el efluvio
de las amapolas / dejando su hoz a las mieses y las flores; / …/.”).
“Pobre,
entre las altas colina y jardines” que tu trascendente magisterio representa,
maestro Kung Tse, vemos acercarse al fundador de nuestra asociación, para
hilvanar al volante de tu estela, la modesta madeja de su último trabajo en tu
memoria.
OTOÑO 2022
Hexagrama
Nº 58. Tui / Lo Sereno, El Lago
Retirado recreo con los pares. Vino amigo, conversación y mesa.
Recapitulación, afirmaciones y reparos. Sereno: perseverancia: éxito. Los
aperos dispuestos descansan en la vivificante sombra del entre ayer y mañana,
los lagos reposan el uno sobre el otro, y esta copa de vino…, y la fruta madura
de tu boca grana.
…Y evitar su
deslinde que es lo corrosivo.
La foto, autoría de Enrique Cantero, procede de la obra Málaga / Estímulo Ético (año 2000).
Una amable tarjeta empalidecida y vegetal llega con la tarde y el otoño
anunciando el recogimiento, el cierre y la retirada. Voltea el volumen sagrado,
que suena, y aprietas el nudo nasal en que se duelen las ábsides superciliares.
Contrapunteados del tráfico mecánico, paseantes y faeneros configuran la imagen
viva del entrevelado y sensual crepúsculo de castañas asadas que nimba el marco
de la Plaza de la Merced. Palabras rientes bajo las rielantes luces húmedas de
las farolas, los café-bares-pescaítos-pizzas-burger-donald’s, con chasquidos de
blanca espuma de victorias litronas al aire azul y tupido de la estacional cita
malagueña.
-Alusión del autor de la versión, a modo de modesto homenaje, a vivencias
nativas-
TESTIGO DE CONTINUIDAD...
De 0 a 27.375 días (75 años), en un brevísimo REM de la base de eternidad, y aquí me despabilo y presento, -¡Ay! ¡Hola! ¡Adiós!, que diría una señora de mi capuchina vecindad- ¡Hasta siempre!, para jubilar. Fue y es un honor y un placer, promovido generosamente por un amigo (Antonio Rodríguez Prieto), haber modestamente presidido esta asociación desde su fundación en 2012, hasta el presente año en que mi hija Diana, ha tomado el testigo de continuidad.
Sin demasiadas palabras, con este punto y aparte quiero ofreceros testimonialmente lo que considero más granado de mi indagación personal, en este parpadeo de lo existencial, con el empleo instrumental del Libro de las Mutaciones.
SEMBLANZA DE UNA TARDE DE VERANO Y TERRAL
Una mosquita, diminuta y
preciosa, no mayor que una letra de mi caligrafía (completo una respuesta de
cuatro líneas sobre El Clan). El sol explaya la mesa del comedor y sobre ambos,
el ventilador en cálida caricia se empeña con el terral; los gatitos entre las
sombras, buscan los pies o los zapatos. En el aire las gaviotas graznan a sus
polluelos en vuelos novatos; cantan los pajarillos en el local de Curro, abajo; continuo trajín de la calle, del de a pie y especialmente el rodado; de vez en
cuando -mi calle es modesta, pero arteria de ronda norteña- una estridente
sirena... Al fondo del piso, lejana, se oye a mi hija con su novio en el cuarto;
a ella, a Inma, se la presiente sobre el teclado que suena en el despacho.
En torno a las 19:30
del 6 de julio de 2021
KETY
Enrique en el coche de José Carlos, con un manojito de margaritas
blancas, como las que te gustaban a ti; a Inma y a mí, nos llevan Desi y Edu; y Diana va con David. Se nos ha
presentado un hermoso día de primavera con agradabilísima temperatura, cielo
nublado y gratificante compaña de chubasco durante el trayecto. Además es
sábado 5 de junio Día Mundial del Medio Ambiente – ¿cómo podía ser de otro modo, mamá? - Hace 100 años ya, sin saberlo, lo prenunciaste tú, luminosa pradera de
margaritas blancas…
Cercando en silencio el sagrado lugar
en el que junto a tus restos y tu nombre descansan los de la abuela María y Edu
(Eduardo Enrique), sin palabras –lo sé-, profundamente recogidos, rezamos. Suenan
los mirlos entre el verde ramaje su argéntea plata y el alto cielo retumba tonante.
Hoy nos celebramos contigo.