EXTRACCIÓN ORACULAR ALEATORIA
SEMANA DEL 01.04.2024 AL 07.04.2024
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Sábado, y sobre sábado, Sábado de Pasión…
No, ya no vendría Mariángeles- mamá-abuela--incluso--“bisi”
este sábado, así como tampoco vino el anterior, desarbolada, por su delicado
estado, la costumbre de los últimos tiempos, a compartir en casa día de sábado y
arroz. No la trajo Samuel, ni fue Edu por ella, ni la dejó Marijose ni Leidi o
Juliana en un taxi, ni la recogió de vuelta del trabajo David ni tampoco pasó a
recogerla José Carlos. Ya no estaba para aguantar ese trajín… desgranaba, entre
sus cuatro paredes, el rosario de cuentas de los días de humana labor. Sí, que espectaba absorbente el vació de su
ausencia presente, cuando de repente por el móvil de Inma el llamado del
inminente futuro nos conmocionó.
Sábado, mas Sábado de Pasión… también
en las entretelas de su corazón…
demasiado, para ultimar los días de permanente vigilia y dolor. Agotado
cuerpo y ser en la desesperanzada brega… con el temblor de su último aliento
rasgó de vuelta el velo de la madre tierra por el que un día entró, entregando
al Universo el postrer suspiro de su creación.
Blanca paloma, ¡ay!, ya al libre vuelo… apasionado rayo de luz o brocha
de pigmentos pespunteando el azul.
Abajo, ayuno de ausencia, llanto y
agudo dolor.
Domingo de Ramos
Esta tarde, Domingo de Ramos, hasta esa ventana que, durante algunos años, al calor de la familia, juntos abrimos sobre los olivos de Getsemaní, al paso del Jesús nazareno que la humana vileza hizo prender allí -tu ya no estabas aquí- subió con el incienso un viento que ya entre su dulzor traía gloriosa memoria de ti.
(con la lluvia del anochecer, vino mi hija Diana a traer los
restos que de tierra fue.)
Fragmento mandálico
–Entorno de mi rubicón-
Atrás quedaron
las voluptuosas bañistas y la exultante vitalidad de los caballos en el baño
con el poeta Jorge Guillén y el autor de aquel meridiano nimbo de imágenes
mediterráneas, Pablo Picasso, a los que en avenida propia, micrófono en
mano,
entrevista con su inequívoca voz radiofónica, el viejo locutor Prats, tras sus sempiternos
quevedos ahumados. En la esquina recodo, palomas y bulliciosas
cotorras comparten árbol y pan junto a las mesas de quienes se lo han
arrimao (un grupito de viejos paisanos que
se entretienen con el dominó). Ahora,
sin embargo, empuja el levante a virar
por sudoeste a babor.
Entre el cielo y la tierra, cual en suspendida
acuarela marina, vela al fondo la
Farola, sobre el morro y la adelantada escollera. Esbelta, blanca y erguida, ya
sople poniente o levante, entorna, con amor incansable, guiños de luz sobre las levantadas puntillas
de fino crochet que las olas se encargan de rebosar con sabrosa espumilla, como
invitando al desembarque (no todo navegante, aunque ella siempre está abierta,
puede atracar en la Ciudad del Paraíso). Para dentro del cuadro, más recoleta
en la intimidad de su pintura, inclina la farola su querencia sobre el Muelle
Uno. Aquí la luz se explaya y brilla sobre la mar verde botella, y los
quebrados espejos de vidrios rotos donde en chapurreante remolino se miran,
reflejo de argéntea plata al sol, las elegantes lisas de gris marengo camisón,
sus inocentes bocas de radiante y albo neón.
Dedicado a mi peripatética alumna de
2º grado.
https://drive.google.com/drive/home
* 77 *
Tiempo de
rociadas fresias, redondos de lirios blancos y azules y cantos de mirlos y
ruiseñores entre los jardines cercados por los palmerales trenzados de yedra. Terminadas,
y ya a la saga las labores del olivar y la molienda, así como la recogida del
limonar y los naranjos; la flor del almendro festoneaba el pliegue de falda de
Jabalcuza, que cubría a la familia.
Trajín cofrade y repulimiento general
con agua y jabón, es lo que toca (zotal, para lo más prosaico y contumaz). Para
los metales, además, entre la humildad, nudillo pelao con estropajo de esparto,
y limón sobre asperón con mucho restregón. Brillo, que todo brille como el Sol
ya sea, en el personal, a base de laca o fijador sobre la serosa palidez de los
ayunos cuaresmales (gazpachuelos viudos con pan migao; ensaladas de papas con
cebolletas, naranjas y un pellizco de bacalao; habitas fritas, otra vez con
cebolletas… y torrijas de pan frito remojadas en lecha y miel o azúcar con canela
para enlustrar). Cada cual, según poder, lo mejor vestío, peinao y calzao…, y a la Calle.
Ya están las gracias devotas con velo y guante, rosario y fondo de ayuno y armario junto a la santa madre, por calles y templos haciendo estaciones con el Vía Crucis en procesión…
Son 5 mujeres, una primeriza y 4, ahora, azoradas. - ¡Qué viene!, ¡qué viene! –. Sobre el tejao el ave nodriza que sin perder norte, pese al imprevisto tan apresurao, por una ventana asoma el blanco hatillo que de su pico trae colgando.
“Corre Maruja, llama a tu primo para
que venga a verla” -el joven primo a que se refiere la madre es el médico que
la está llevando-. María Elbudo dispone, entre apuros, su propia cama Luis XV
para la joven parturienta. María y Aurora, improvisando, proveen de un prudente
hule, para proteger la pulcritud del estiloso mobiliario… Así, entre el prolijo
arropo femenino, pliegos y aguas, finalmente se allegó en ayuda el primo
Bustamante para alumbrarme.