SEMBLANZA DE UNA TARDE DE VERANO Y TERRAL
Una mosquita, diminuta y
preciosa, no mayor que una letra de mi caligrafía (completo una respuesta de
cuatro líneas sobre El Clan). El sol explaya la mesa del comedor y sobre ambos,
el ventilador en cálida caricia se empeña con el terral; los gatitos entre las
sombras, buscan los pies o los zapatos. En el aire las gaviotas graznan a sus
polluelos en vuelos novatos; cantan los pajarillos en el local de Curro, abajo; continuo trajín de la calle, del de a pie y especialmente el rodado; de vez en
cuando -mi calle es modesta, pero arteria de ronda norteña- una estridente
sirena... Al fondo del piso, lejana, se oye a mi hija con su novio en el cuarto;
a ella, a Inma, se la presiente sobre el teclado que suena en el despacho.
En torno a las 19:30
del 6 de julio de 2021