IN MEMORIAM

MARÍA DE LOS ÁNGELES MANCHADO CORTÉS


 

Sábado, y sobre sábado, Sábado de Pasión…


No, ya no vendría Mariángeles- mamá-abuela--incluso--“bisi” este sábado, así como tampoco vino el anterior, desarbolada, por su delicado estado, la costumbre de los últimos tiempos, a compartir en casa día de sábado y arroz. No la trajo Samuel, ni fue Edu por ella, ni la dejó Marijose ni Leidi o Juliana en un taxi, ni la recogió de vuelta del trabajo David ni tampoco pasó a recogerla José Carlos. Ya no estaba para aguantar ese trajín… desgranaba, entre sus cuatro paredes, el rosario de cuentas de los días de humana labor.  Sí, que espectaba absorbente el vació de su ausencia presente, cuando de repente por el móvil de Inma el llamado del inminente futuro nos conmocionó.

Sábado, mas Sábado de Pasión… también en las entretelas de su corazón…  demasiado, para ultimar los días de permanente vigilia y dolor. Agotado cuerpo y ser en la desesperanzada brega… con el temblor de su último aliento rasgó de vuelta el velo de la madre tierra por el que un día entró, entregando al Universo el postrer suspiro de su creación.  

  Blanca paloma, ¡ay!, ya al libre vuelo… apasionado rayo de luz o brocha de pigmentos pespunteando el azul.

Abajo, ayuno de ausencia, llanto y agudo dolor.

 

Domingo de Ramos

Esta tarde, Domingo de Ramos, hasta esa ventana que, durante algunos años, al calor de la familia, juntos abrimos sobre los olivos de Getsemaní, al paso del Jesús nazareno que la humana vileza hizo prender allí -tu ya no estabas aquí- subió con el incienso un viento que ya entre su dulzor traía gloriosa memoria de ti. 

(con la lluvia del anochecer, vino mi hija Diana a traer los restos que de tierra fue.)

 

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