*CHISPA*
Una mañana de primavera -esto pasaba en la lejanísima edad de oro- llegó hasta Los Bustos, jadeando como enviada de otro mundo, paralelo y mágico también, una belleza semejante, a la que por su fulgor y género llamamos Chispa. Imposible olvidar su entrada. Estábamos Pepe, Lázaro, Edu y yo, al recóndito cobijo del madroño del jardín, al que cercaba un espeso seto de boj, por el que entreabriéndose paso llegó, cabriolándose gentil, hasta nosotros. Todavía brilla perlado aquel rocío sobre su manto, el verde cerco y la ardida y lujuriosa belleza frutal de aquella mañana.Ella tomó el cortijo por su casa.
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