HASTA SIEMPRE, EDU, HERMANO...

- Domingo, 27 de julio 2014 -

       
          Recién el moho existencial consumó las cadenas de su destino, despabiló el ave fénix el ojo contenido, y dejando la concluida hacienda  al cuidado del ácaro y los chanquetitos de pared, como él llamaba a la polilla, se dio en reconocer  complacido el teatro de Creación que en su suerte  le había tocado...
             Prendado de Apolo ya sobre las familiares crestas del verano, abrió al volver, silente y solitario, apenas el quicio de los cobres de la tarde, y con la natural elegancia con que su madre y la mía lo trajo al mundo, renovó con alado pie su divina senda.

             En este lado del espejo de  la esfera, la vagotonía del domingo extendió con lentitud    exangüe el velo prologal -que Enrique con oscura urticación mordía-, hasta que al caer la tarde, una sombra pantera de la sangre con su nombre en la boca  rasgó la ventana del sueño y penetrando del centro de la oscura soledad al Cielo exclamó rugiendo: ¡¡¡Está Aquí, está aquí!!! ¡¡¡El tito está aquí!!!... 


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