Cantar haciendo caminos, /                 caminos sobre la mar.





Entre el onírico puente, que como entrevelado arco iris se extiende entre la noche del viernes y el postrero sábado de este abril, se hizo en mi sueño presente:

Fiel en su marco de azul,  coronado  con alta nube de tul (Don Wötan),  aquel canino maestro de paz  que un día de la mano de Edu se acercó a flechar el corazón familiar.

 Inocente animal, ¡Ay!, del dolor que en este humano soñar, sin palabras, con no más que 11 abriles acuesta, en su interno y tierno morral, y unas gráciles alas en metamorfosis para despegar, cual con pintado (Brad Mossman):“hola y adiós”, vino a anunciar su volar.

Posdata

 La tortolita que, como huésped recién nos acompaña, aleteando todavía a oscuras el lecho del alma, despabiló las lumbres del alba; y por la puerta entreabierta, mi hija Diana:

 “Papá, papá, que ya entre lágrimas de adiós se conmueve la casa, porque Wötan, a su cielo seguro se alcanza”.

 

             En la Ciudad del Paraíso, el 26 de abril de 2.025

 

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