SAN EDUARDO



AYER, EN SAN EDUARDO, HONRANDO A LOS NUESTROS


Al pie del olivo, del que junto a otros vecinos, que un día fueran parte del olivar y cortijo de los Bustos (que el pueblo por bendita peculiaridad fonética llamaba de los Justos), y de los que otro día, desbasté las varillas oraculares que alumbran mis tramos oscuros, hoy, reposan sus restos. Nacido en la Alameda de Málaga en el último cuarto del XIX y casado en Marín García de donde vinieron ya en familia en los convulsos  comienzos de los 30 del pasado siglo, aquí crió a sus hijos, amó a su esposa y cuidó su Hacienda (de San Francisco). Fue, en el decir circunstante –yo llegaría años más tarde al relevo, y un poco más todavía el que portaría el testigo de su nombre, y al que hoy también en memoria celebramos los arriba concertados- un buen creyente, hombre bueno y jovial, al que tocó esta suerte familiar y en cuyas tierras, fue su libre voluntad, quiso dejar sus restos descansar. Descansa en paz, abuelo Eduardo.


FOTO DESIREÉ LÓPEZ MARTÍN
(De derecha a izquierda: José Eduardo Cantero Morales, José Antonio Cantero de Bustos, Inmaculada Morales Manchado y Diana Cantero Morales.)         







No hay comentarios: