EXTRACCIÓN ORACULAR ALEATORIA

SEMANA DEL 22.04.2024 AL 28.04.2024


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SEMANA DEL 15.04.2024 AL 21.04.2024


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SEMANA DEL 08.04.2024 AL 14.04.2024


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SEMANA DEL 01.04.2024 AL 07.04.2024




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IN MEMORIAM

MARÍA DE LOS ÁNGELES MANCHADO CORTÉS


 

Sábado, y sobre sábado, Sábado de Pasión…


No, ya no vendría Mariángeles- mamá-abuela--incluso--“bisi” este sábado, así como tampoco vino el anterior, desarbolada, por su delicado estado, la costumbre de los últimos tiempos, a compartir en casa día de sábado y arroz. No la trajo Samuel, ni fue Edu por ella, ni la dejó Marijose ni Leidi o Juliana en un taxi, ni la recogió de vuelta del trabajo David ni tampoco pasó a recogerla José Carlos. Ya no estaba para aguantar ese trajín… desgranaba, entre sus cuatro paredes, el rosario de cuentas de los días de humana labor.  Sí, que espectaba absorbente el vació de su ausencia presente, cuando de repente por el móvil de Inma el llamado del inminente futuro nos conmocionó.

Sábado, mas Sábado de Pasión… también en las entretelas de su corazón…  demasiado, para ultimar los días de permanente vigilia y dolor. Agotado cuerpo y ser en la desesperanzada brega… con el temblor de su último aliento rasgó de vuelta el velo de la madre tierra por el que un día entró, entregando al Universo el postrer suspiro de su creación.  

  Blanca paloma, ¡ay!, ya al libre vuelo… apasionado rayo de luz o brocha de pigmentos pespunteando el azul.

Abajo, ayuno de ausencia, llanto y agudo dolor.

 

Domingo de Ramos

Esta tarde, Domingo de Ramos, hasta esa ventana que, durante algunos años, al calor de la familia, juntos abrimos sobre los olivos de Getsemaní, al paso del Jesús nazareno que la humana vileza hizo prender allí -tu ya no estabas aquí- subió con el incienso un viento que ya entre su dulzor traía gloriosa memoria de ti. 

(con la lluvia del anochecer, vino mi hija Diana a traer los restos que de tierra fue.)

 

 Fragmento mandálico


–Entorno de mi rubicón-


         Atrás quedaron las voluptuosas bañistas y la exultante vitalidad de los caballos en el baño con el poeta Jorge Guillén y el autor de aquel meridiano nimbo de imágenes mediterráneas, Pablo Picasso, a los que en avenida propia, micrófono en
mano, entrevista con su inequívoca voz radiofónica, el viejo locutor Prats, tras sus sempiternos quevedos ahumados. En la esquina recodo, palomas y  bulliciosas  cotorras comparten árbol y pan junto a las mesas de quienes se lo han arrimao (un grupito de viejos  paisanos que se entretienen con el dominó).  Ahora, sin embargo, empuja  el levante a virar por sudoeste a babor.

Entre el cielo y la tierra, cual en suspendida  acuarela marina, vela al fondo la Farola, sobre el morro y la adelantada escollera. Esbelta, blanca y erguida, ya sople poniente o levante, entorna, con amor incansable,  guiños de luz sobre las levantadas puntillas de fino crochet que las olas se encargan de rebosar con sabrosa espumilla, como invitando al desembarque (no todo navegante, aunque ella siempre está abierta, puede atracar en la Ciudad del Paraíso). Para dentro del cuadro, más recoleta en la intimidad de su pintura, inclina la farola su querencia sobre el Muelle Uno. Aquí la luz se explaya y brilla sobre la mar verde botella, y los quebrados espejos de vidrios rotos donde en chapurreante remolino se miran, reflejo de argéntea plata al sol, las elegantes lisas de gris marengo camisón, sus inocentes bocas de radiante y albo neón.      

 

Dedicado a mi peripatética alumna de 2º grado.



                             https://drive.google.com/drive/home



 



TAL DÍA COMO HOY DE 1947...




 

* 77 *  

         La abuela, como era su costumbre en cada cuaresma, dejaba Los Bustos (“la finca de ·Los Justos”, en el decir del pueblo), para instalarse con sus dos hijas todavía solteras (Maruja, la mayor, y Aurora, la menor), en casa de su amiga de la infancia, viuda a la sazón, María Elbudo. El inmueble es un cuarto piso de calle Nueva que hace de visera algo escorada, de la Librería Ibérica, sobre la techumbre de la iglesia de la Concepción, del Colegio de las Esclavas. Desde allí,  a dos cuartas, casi se  toca la espadaña de la de San Juan, hito crucial del que habría de ser su Vía Crucis.

        Tiempo de rociadas fresias, redondos de lirios blancos y azules y cantos de mirlos y ruiseñores entre los jardines cercados por los palmerales trenzados de yedra. Terminadas, y ya a la saga las labores del olivar y la molienda, así como la recogida del limonar y los naranjos; la flor del almendro festoneaba el pliegue de falda de Jabalcuza, que cubría a la familia.   

     Cuando la espléndida y grávida margarita blanca de aquella familia (hermana del medio ya casada) Enriqueta o Keti, como a ella gustaba, se acercó a Antonio, y le pidió que la llevara a Málaga para acompañar en la Cuaresma a su madre y hermanas, la cigüeña que todavía dormitaba sobre la Torre de Alhaurín, al  canto del  agua que tras rebosar por el  pilón del molino blanco y su verde  cañaveral, rompía  por entre  la atarjea, del sobresalto, desperezando  sus blancas plumas, estiró las largas patas y alzando el agudo pico al cielo reseteó su GPS ( 4 eones de evolución  dan para mucho adelanto en lo natural). Así que, tomando rumbo tras el viejo Packard de gasógeno de Cantero, el marido requerido y el padre en ciernes, levantó vuelo sobre la hoya de azahares con que el Valle del Guadalhorce  embriaga el alma de la capital.

       Ya olía, como huele Málaga en esos días, a preludio de primavera y Semana Santa.

Trajín cofrade y repulimiento general con agua y jabón, es lo que toca (zotal, para lo más prosaico y contumaz). Para los metales, además, entre la humildad, nudillo pelao con estropajo de esparto, y limón sobre asperón con mucho restregón. Brillo, que todo brille como el Sol ya sea, en el personal, a base de laca o fijador sobre la serosa palidez de los ayunos cuaresmales (gazpachuelos viudos con pan migao; ensaladas de papas con cebolletas, naranjas y un pellizco de bacalao; habitas fritas, otra vez con cebolletas… y torrijas de pan frito remojadas en lecha y miel o azúcar con canela para enlustrar). Cada cual, según poder, lo mejor vestío,  peinao y calzao…,  y a la Calle.

Ya están las gracias devotas con velo y guante, rosario y fondo de ayuno y armario junto a la santa madre, por calles y templos haciendo estaciones con el Vía Crucis en procesión…  

Son 5 mujeres, una primeriza y 4, ahora, azoradas.  - ¡Qué viene!, ¡qué viene! –.  Sobre el tejao el ave nodriza que sin perder norte, pese al imprevisto tan apresurao, por una ventana asoma el blanco hatillo que de su pico trae colgando.

“Corre Maruja, llama a tu primo para que venga a verla” -el joven primo a que se refiere la madre es el médico que la está llevando-. María Elbudo dispone, entre apuros, su propia cama Luis XV para la joven parturienta. María y Aurora, improvisando, proveen de un prudente hule, para proteger la pulcritud del estiloso mobiliario… Así, entre el prolijo arropo femenino, pliegos y aguas, finalmente se allegó en ayuda el primo Bustamante para alumbrarme.    

       

                  19 de marzo de 2024