RINCÓN ALEATORIO

DESDE EL BARRIO EN QUE VIVO

            Ken (el preferido de mi hija Diana), parecido a golfo de la “Dama y el Vagabundo” o a un Gos Datura, más propio por oficio, acompaña a La Pastora (de Capuchinos) en su protección del rebaño; Shula(mita, afgana “negra sube del desierto”), recorre con la tía Maruja los senderos y oscuros vericuetos del barrio, imprevisible y atenta a las íntimas carencias; a mamá Concha, la asiste el colorido sabio Colorín, que en el mismo día se fue con ella… 

             Es Julio, 28; en un día como este, que fue domingo hace 53 años, fue llamado mi viejo, con el mismo número de años que hora hace que se fue.

           Otro 28 de Julio, más adelante en el tiempo (?), se casaron los que hicieron posible que hoy tenga por compañera a Inmaculada, madre de 3, de mis hijos.

           Mamá Concha y Colorín también se fueron como dije, juntos, el 28 de julio de otro año (2.006).

           Hoy, estoy aquí, ante el teclado; me llega el humo de ducados que fuma el vecino Eduardo, por la ventana; la poderosa flama del día, que desde un ángulo del salón atenúo con un ventilador oblicuo a mi espalda, también me propicia la luz con que escribo. A mi diestra el pasillo con el trajín hogareño y la luz memorial que por dentro me avispa el seso. 

           Acabo de conectar, un penúltimo contacto, en este día con un buen viejo amigo, para un trabajo “ONDEA SOBRE EL MUNDIAL EL CAUDAL DE LA ROJA” que recién acabo de sacar del horno en estos últimos días, con muchísima ilusión, y, con lo que parcialmente descargado, miro al día en vasto y peculiar asueto. Por la ventana, con la luz que pasa a través de nuestro pequeño jardín de Inmaculada, atravesando el crónico rumor del tráfico, miro como en guiño a La Pastora en la hornacina que el buen maño Miguel Ángel, recuperó de entre los escombros del viejo barrio. (Antes, ya he salido a por el pan, he desayunado con Inma, terminado mi aseo, vuelto a salir por la compra del día, revisados el correo y la primera página de El País, y, como decía, conectado y hablado con Juan.)

           Al siguiente cuadro da entrada mi joven nuera Desireé (novia de mi hijo Edu): Cierra la ventana al barrio y abre otra por dentro a la tele. Justo junto a mi oreja izquierda. Vale, me digo, y entre dos aguas, me llegan retazos del amor y de los jóvenes en estos días. No está mal, convengo para mis adentros, la apertura, la templanza y el respeto de los buenos muchachos nuestros. Se va la niña a trabajar (¡tiene un contrato por seis meses…!), Edu que se había allegado silencioso durante la escena anterior, se la lleva en la motillo y luego sigue para el gimnasio.

           Ponemos la mesa, llega Sami, el mayor de los de casa, que casi no estando ya –él y Sarita están arreglando el piso- aún se acerca a la hora del almuerzo, y cambio de canal: Y vuelve otra vez el lado oculto con un precioso camafeo que me llena el salón con destellos de bellas damas, universales e hispanas: Clara Campoamor, Victoria Kent, Maruja Mallo y María Zambrana: estoy otra vez, en mi pequeño salón del Universo en Málaga,